jueves, noviembre 09, 2017

Stoner de John Williams (Mi lectura)


Stoner de John Williams

Stoner, la novela de John Williams, se convirtió en un libro muy recomendado y del cual varios hablan. Fue elegido para el club de lectura del cual participo por este motivo.
            La novela trata sobre la vida de un profesor universitario, los detalles cotidianos desde soportar el sistema universitario, el contexto de una guerra que sucede tan lejos que solo la conocen cuando los conocidos no vuelven.
            Al comienzo me costó engancharme por la tonalidad depurada, esa visión muy poco emotiva. Luego, ya no pude largarlo.







Me sorprende el estoicismo, la aceptación resignada de lo que es y lo que debe ser. Stoner, como hijo, se levanta antes del amanecer y trabaja en la granja a un ritmo veloz. Luego, como profesor, da clases hasta en los peores horarios, corrige miles de páginas, sigue hasta la noche en su despacho en la universidad, sin decir nada, sin quejarse.  Es el ejemplo del trabajador modelo. Si fuera empleado de McDonals, colgarían su retrato todos los meses en la pared del honor.
            Él nació en una familia de granjeros. Y un día, con la esperanza de que su hijo estudie agronomía y retorne de la universidad con los conocimientos necesarios para convertir a la granja en un negocio más productivo, envían a su único hijo a estudiar. Pero él queda atrapado por el sistema universitario por el mismo motivo: es un trabajador infatigable que no se queja. Es así que recibe la invitación de convertirse en profesor, por lo tanto, no vuelve a la granja.
            A medida que leía, sobre todo en la primera mitad, caía en el mismo tono de la novela, una cierta apatía, una terrible resignación, una vida gris y sin destellos, un transcurrir casi al ras del piso. Luego, casi llegando al final, uno entiende de una manera extraña al personaje, como si nos llegara la iluminación.


Stoner como profesor universitario dicta materias de literatura. Esta es toda su vida. Me recordó a una profesora mía que dijo que quería morirse dentro de un aula porque ella estaba sola y no tenía a nadie. Al final, se murió en un congreso y todos decían que al menos había muerto según sus deseos, esas palabras de resignación a las que nos empuja la muerte.
            No sé si puedo hablar de un hombre vacío y desapasionado, que fue la primera sensación que tuve al leer la primera mitad de la novela, porque él se entrega con entusiasmo a la docencia y a la literatura, sabe muchísimo, es un lector incansable. Pero, por momentos, sentía que era un hombre al que la sociedad lo había construido para amar su trabajo, como si esa vocación le fuera implantada. Tuvo posibilidades de elegir una pasión por alguien, pero la dejó pasar porque no era lo correcto.


A veces, inmerso en sus libros, le venía a la cabeza la conciencia de todo lo que no sabía, de todo lo que no había leído y la serenidad con la que trabajaba se hacía trizas cuando caía en la cuenta del poco tiempo que tenía en la vida para leer tantas cosas, para aprender todo lo que tenía que saber.


Quizás el autor pudo describir con tanto detalle y tanta verosimilitud porque fue profesor también de literatura en la universidad. Algunos hablan de que él incorporó partes de su biografía. Al igual que Stoner, escribió un libro que pasó desapercibido. Luego de su muerte, una traductora francesa lo hizo conocido en Europa y así le llegó la fama a John Williams. ¿Qué diría el autor de su éxito? Quizás le molestase, considerando que no asistió cuando recibió un premio por otra de sus novelas, la más conocida, El hijo de César.

Stoner de John Williams

¿Por qué fue Stoner una novela desapercibida? Quizás porque lo que le sucede es tan cotidiano y común que conmueve por ese motivo pero no es marketinera. A Stoner no le sucede una catástrofe terrible que lo lleva a la droga, a esconder un secreto nefasto, a querer suicidarse. Stoner sigue y sigue arrastrado por el deber ser, por la vida que se supone debe vivirse de una manera. Uno se debe casar, debe  tener al menos un hijo, debe trabajar sin enfermarse, se debe visitar a los padres, se debe… Ese sentido de responsabilidad, de hay que hacer las cosas porque es lo que manda la norma, porque es responsable, es lo que me conmovió porque uno también actúa según lo que se debe aunque no se tengan deseos. ¿Acaso no hemos concurrido a un evento social porque es lo que se debe a pesar que nos fuera insoportable? Por esta sensación me acordé de otra novela que leí, Tala. Aunque la mirada de los dos personajes es completamente distinta.
            En una de las cartas entre John Williams y su agente se lee: “Estoy de acuerdo con usted de las posibilidades comerciales, pero también sospecho que la novela puede sorprendernos en este aspecto. No me hago ilusiones de que sea un superventas o algo por el estilo, pero si se maneja bien, si no es tratada como una novela académica por el publicista, como Butcher’s Crossing fue tratada como un western, podría tener una venta respetable. De lo único que estoy seguro es que es una buena novela, con el tiempo se la puede considerar una muy buena”. (1)
            La novela fue publicada en el año 1965. Se vendió aunque no llegó a tener un éxito masivo, como el de ahora que es considerada como obra maestra.

            No concuerdo con ciertas interpretaciones que presentan a William Stoner como a un profesor mediocre. No es mediocre, cumple su rol en una sociedad mediocre, que no es lo mismo. Y la universidad, por más que nos pese, es mediocre: los concursos acomodados, la amante que recibe una cátedra por cepillarse a un decano, los escritos que terminan sin un lector solo para enriquecer un currículum vitae, los premios que se dan entre los mismos académicos para inflar el ego a niveles elefantísticos, los títulos que se agregan a los nombres como “doctor”, “emérito”, “honoris”, “licenciado”, “magíster”, “especialista” y cientos de otros títulos nobiliarios; los alumnos que terminan aceptando recados para aprobar o que dicen estar muriéndose para que el profesor les ponga un cuatro y así “me saqué de encima esta materia de mierda”.


Es para gente como nosotros por lo que existe la universidad, para los desposeídos del mundo; no para los estudiantes, ni para la altruista búsqueda de conocimiento, ni por ninguno de los motivos que se aducen por ahí. Nosotros distribuimos el raciocinio y permitimos el acceso a él de algunas personas comunes, a aquéllos que encajarán mejor en el mundo. Pero se trata sólo de un barniz protector. Al igual que la Iglesia en la Edad Media, a la que le importaban un bledo los seglares e incluso Dios, también nosotros sobrevivimos gracias a nuestros engaños».


Vio hombres buenos caer en una lenta decadencia de desesperanza, destruidos al ver destruido su concepto de una vida decente, les veía caminar desanimados por las calles, con la mirada vacía como añicos de cristal roto; les veía encaminarse hacia las puertas de atrás, con el amargo orgullo de los hombres que avanzan hacia su propia ejecución, a mendigar el pan que les permitiera volver a mendigar, y vio hombres que una vez caminaron erguidos por efecto de su propia identidad mirarle con envidia y odio por la débil seguridad que él disfrutaba como empleado de una institución que, no se sabe por qué, no podía caer.


Volviendo a Stoner, él fue construido para la resignación y la aceptación, y me sonaba un discurrir católico, esa forma de vida de aceptar la cruz pesada, de poner la otra mejilla, un mandato divino. También lo sentía como un solitario, a pesar de estar rodeado de muchas personas, es un hombre introspectivo, con un gran poder de observación, pero desde la distancia social. No le interesan los premios ni los halagos.
            Disfruté mucho de la manera de narrar con detalle la psicología del personaje, adentrándose en una complejidad y profundidad que te lleva hacia las últimas páginas en un proceso de conocimiento. Al final, terminamos de comprender al personaje: la psiquis, la subjetividad de un ser humano contemporáneo. Parte de la tristeza que me dejó la lectura, intentado comprender mis sentimientos, fue esta vida que nadie recordará, esta injusticia del olvido, una caducidad anticipada.
            Sin embargo, según el autor: “Creo que es un verdadero héroe”, dijo en una entrevista: “Mucha gente que ha leído la novela piensa que Stoner tuvo una vida triste y mala. Yo creo que tuvo una muy buena vida. Él estaba haciendo lo que quería hacer, sentía la importancia del trabajo que estaba realizando. Su trabajo le dio un tipo de identidad y lo hizo ser lo que era”. (2)



TRAS LOS PASOS DE STONER
Algunos de los lugares que se mencionan en la novela son: San Luis, Columbia, Booneville, Kansas.

William Stoner entró como estudiante en la Universidad de Missouri en el año 1910, a la edad de diecinueve años. Ocho años más tarde, en pleno auge de la Primera Guerra Mundial, recibió el título de Doctorado en Filosofía y aceptó una plaza de profesor en la misma universidad, donde enseñó hasta su muerte en 1956.


Stoner de John Williams

Universidad de Missouri

Nació en 1891 en una pequeña granja en Missouri central cerca del pueblo de Booneville, a unas cuarenta millas de Columbia, la sede de la Universidad.


Stoner de John Williams

Booneville, Missouri.




CONCLUSIÓN

Coincido con muchos críticos de que es una novela excelente. Disfruté esa forma de narrar el día a día hasta hacerlo interesante; incluso, hoy día uno suele decir que “pasa algo” en una novela, y es cuando se arma el salseo: alguien mata a alguien, alguien se desquicia, invaden los aliens, sucede la hecatombe. Así, pensaba, muy a lo Hollywood.  Pero en esta novela lo que sucede es lo cotidiano.
Terminé de leer la novela a eso de las tres de la madrugada, conmovida, con la música de lluvia en el fondo. Y me dije que, al final, es lo que hace esta sociedad con un hombre bueno. William Stoner era un hombre bueno, generoso, que la sociedad no supo amar ni valorar. Lo resume una frase del mismo libro:



Stoner de John Williams

4 comentarios:

  1. Este libro no lo conocía, parece interesante pero creo que en esta ocasión no es para mí.

    Besos =)

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    Respuestas
    1. Hola. Yo tampoco lo conocía y la verdad no me arrepiento. Fue una lectura diferente. Ojalá un día se cruce de nuevo en tu camino de lecturas. Besos!

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  2. Hola Keren! No conocía el libro pero a lo mejor me lo apunto ^-^
    Besos desde mi pequeño huracán *-*

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    1. Hola, espero te guste. Veo cada días más y más reseñas positivas. Besos!

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